POR: JUAN FRANCISCO BAÑUELOS LOERA
REVISTA VOCES DE PROVINCIA \ BLOG III | VOZ DE SERVICIO
Quien ha escuchado a un “jalisquillo” rezar el Rosario o simplemente dirigir un Ave María, sabrá que nosotros solemos agregarle una frase más a la segunda parte de esta oración. Mientras el resto de México simplemente pronuncia “Santa María, Madre de Dios…”, nosotros también decimos que es “Madre nuestra”. Esto, a oídos de cualquier fuereño puede resultar extraño, pero para los tapatíos son dos palabras que sintetizan nuestra identidad mariana: nos sentimos verdaderos hijos de la Virgen María o, lo que es lo mismo, María es nuestra auténtica Buena Madre.
Lo anterior quedó en evidencia el pasado 10 de mayo, en el Colegio Cervantes Costa Rica, en Guadalajara, durante el festejo del Día de las Madres. Y es que la invitada de honor fue la Nuestra Señora de Zapopan, a quien se le dedicó por entero la celebración de ese día.
Cerca de las siete y media de la mañana, los frailes franciscanos encargados del resguardo de “La Generala” (como se le suele llamar entre la población), llegaron a las instalaciones del bachillerato, trayendo consigo a la Patrona de la ciudad. Para ese entonces, la orquesta del colegio, madres y padres de familia, personal de la escuela y todas las alumnas y alumnos ya la estábamos esperando, formando una valla alrededor del patio central.
En medio de flashes, rezos, aplausos y porras, la Virgen de Zapopan pasó entre nosotros, para finalmente detenerse en medio de todos los asistentes. Desde ahí, rezamos varias oraciones, entre ellas el Ave María, donde el mencionado “y Madre nuestra” se hizo sonar fuerte.
El festejo del día era para las mamás, claro, pero entre ellas, la Virgen María tenía un protagonismo especial. Miles de alumnos, madres de familia y colaboradores nos acercamos a Ella para agradecerle, para felicitarla, para pedirle perdón o solicitarle un favor; se le regalaron rosas, palabras de cariño, canciones y aplausos… En fin, nuestra Madre del cielo fue la más festejada del 10 de mayo.
La Virgen de Zapopan estuvo en las instalaciones del colegio hasta poco después de las 12 de la tarde, periodo en el cual miles de alumnos, con sus familias, se desbordaron en amor, fe y devoción hacia ella. Se celebró la Eucaristía en tres ocasiones, una para cada nivel del bachillerato y en cada una de ellas, los estudiantes pudieron sentarse al lado de sus mamás y abuelitas.
Con María en medio de nosotros, la celebración de la maternidad tuvo un toque especial, pues nos permitió sentirnos doblemente amados y bendecidos: primero, por tener la fortuna de tener una madre, elegida por Dios, aquí en la tierra y segundo, por la enorme bendición que es tener una Madre, también en el cielo.
Después de las emotivas celebraciones y de un espacio para desayunar y convivir entre todos los asistentes, la Virgen de Zapopan dio un último recorrido por las instalaciones del colegio, antes de regresar a su Santuario, desde donde nos sigue mandando su amor y sus bendiciones.
Sin duda alguna, los 10 de mayo siempre tienen su encanto, pero este año, para la comunidad del Cervantes Costa Rica tuvo un tinte especial.
Aprovecho estas últimas líneas para felicitar y agradecer a todas las mamás Maristas que siguen entre nosotros o ya gozan de la presencia de Dios: gracias por ser nuestras Buenas Madres terrenales, gracias por decir sí a la vida, gracias por anunciarnos la Buena Noticia a lo largo de nuestro caminar, gracias por, como lo quería Marcelino, llevarnos a Jesús siendo reflejo de María.
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