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EL “SER” DEL LÍDER MARISTA

POR: NÚCLEO DE LIDERAZGO MARISTA Y BIENESTAR INTEGRAL

REVISTA VOCES DE PROVINCIA \ BLOG II | VOZ EXPERTA

 

El viernes 08 de diciembre del 2023, día de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, concluyó el Simposio Marista “Fuentes y Manantiales”, el cual fue promovido por el Instituto Marista y organizado por la Comisión Internacional del Patrimonio Espiritual Marista.

La última conferencia de este gran evento fue dirigida por el H. Juan Jesús Moral Barrio, de la Provincia del Hermitage, quien tituló a su reflexión “Educar desde el paradigma de la Interioridad”, centrando su mensaje en la propuesta de “un cambio de estrategia en la pedagogía: en lugar de esperar y pretender que los modelos, caminos y medios vengan de fuera, se mostró partidario de que vengan de dentro. Esta propuesta se basa en la constatación de que no se puede partir del exterior, cuyo control está fuera de nuestro alcance; hay que sacar lo mejor de uno mismo, buscando el sentido de Dios”.


Con base en la riqueza de esta   reflexión es que se busca abordar el tema del liderazgo pues, es importante y urgente una formación profunda de líderes que partan del interior de su persona, permitiéndoles gestionar su interioridad antes de pretender ser gestores de otras personas e instituciones. Es por eso que, se parte de tres elementos fundamentales que son el autoconocimiento, el autoconcepto y la autoestima.


El líder requiere de un proceso de autoconocimiento que le permita ser consciente de sus fragilidades y vulnerabilidades ya que así, podrá ser compasivo consigo mismo y con los demás, desde una perspectiva de esperanza y de compromiso por crecer y favorecer el crecimiento de los demás; asimismo, podrá identificar sus fortalezas y competencias, que le permitirán reconocer los cimientos sólidos que posee respecto a conocimientos, valores, actitudes y habilidades que facilitarán su liderazgo.


Por otro lado, el líder requiere hacer conciencia de su autoconcepto pues, sólo así, será capaz de identificar la forma como se percibe, como se define a sí mismo, a sí misma y la forma como se ha venido construyendo en el transcurso de su propia historia, con lo que ha descubierto en su interior y lo que ha recibido de su entorno.


Otro elemento esencial es la autoestima del líder que implica el reconocimiento y valor que se brinda a sí mismo, a sí misma, que le permita verse como una persona digna y merecedora de respeto, ya que esto lo impulsará a brindar un trato digno y respetuoso a los demás.

Partir del interior de la persona permite identificar la riqueza que ya posee y las debilidades que le brindarán, como a San Pablo, la oportunidad de decir “porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”, porque su humanidad se verá fortalecida con la fuerza de Dios que lo inunda y lo habita. Todo ello, le permitirá implementar estrategias de autocuidado en todas las dimensiones de su ser pues, la integralidad de su persona favorecerá una vivencia coherente y armoniosa consigo mismo y con los demás.


Ser líder, desde la función que desempeña en la obra o en la institución marista, es una invitación y compromiso a ser profeta y servicial ahí, en el espacio y responsabilidad que se le ha confiado.


Ser líder profeta en la época actual, conlleva una vivencia profunda de compromiso por llevar Buena Noticia, Buena Nueva, a cada espacio, donde haya una niña, un niño, un adolescente, joven o adulto que requiera ser educado desde una perspectiva de esperanza y de amor pues, sólo así se podrá favorecer su aprendizaje; al mismo tiempo, le compromete a denunciar todo aquello que denigre o atente contra la dignidad de la persona.


Ser líder servicial en este tiempo, donde reina el individualismo, el egoísmo y el poder, lo compromete a lavar los pies, a descubrir que la responsabilidad que se le ha confiado es una gran oportunidad de salir de sí mismo para ir al encuentro del más necesitado, del más vulnerado en sus derechos.


Ser líder al estilo de Marcelino, es comprometerse a un estilo de vida, a vivir conforme a la Misión Marista, buscando hacer vida los valores del evangelio, con fortaleza de espíritu y gran calidez humana.


Ser líder al estilo de Jesús, en el ámbito educativo, es un llamado a sanar lo que está enfermo, a incluir a quien se ha apartado, a construir en donde se ha destruido, a compartir en donde hay carencia, pues sólo así, se podrá hacer vida el Reino de Dios, favoreciendo la construcción de una sociedad más justa y fraterna.


Ser líderes al estilo de María, a la forma de ser de Nuestra Buena Madre, en los espacios educativos, es comprometerse a dar un Sí a Dios que las y los invita a un proyecto especial, a acoger en su interior a Jesús, a confiar en su gran protección, bendición y acompañamiento ahí donde brindan su servicio a través de su liderazgo.

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